Desde Lejos
Una pareja armoniosa, la voz y el bandoneón
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón
(Tango Malena, Homero Manzi y Lucio Demare)
Desde el comienzo del tango-canción, está presente la mujer, entregada a él en alma y voz. Ella viene a ocupar ese sensible espacio de expresión, desde el que canta e interpreta las emociones de los habitantes del puerto de Buenos Aires –porteños y porteñas- en su mayoría inmigrantes. ¿Qué mejor voz que la de una mujer, envolvente y llena de gracia, para contar sus historias: sueños y nostalgias, anhelos y desengaños, risas y lágrimas? ¿Qué mejor marido para esta voz que un bandoneón, con su resuello profundo que se desgrana en cadencias, inmigrante -él mismo- desembarcado en las orillas del Río de la Plata para integrarse al tango?
Aquí están Fabrizia Iranzo Imperatori y Peter Gneist, dos Artistas suizos que se adentran en el tango, aportándole una frescura inédita: ella con su canto, y él tocando el bandoneón. A través de su diálogo musical, le revelan al público su amor por la ciudad y sus habitantes. Y el público argentino cae bajo el hechizo, porque ellos saben despertar en él sus emociones y conocen el camino directo para llegar al centro de su corazón. Fieles al tango, Fabrizia y Peter han sabido encontrar, con su talento, un lugar -en este universo lejano que han elegido- para instalarse y en el cual permanecerán, sin duda, mucho tiempo.